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Una enseñanza de vida para todos

Habiendo culminado el cuarto año de mis estudios de la carrera de psicología, se venían las vacaciones y obviamente, decidí invertir bien mi tiempo, así que me acerqué a mi profesor de Neuropsicología y le pregunté si podía hacer prácticas en el hospital en donde él estaba trabajando en dicha área, ya que me había interesado saber más sobre esta especialidad.

Les contaré que mi hora de entrada era a las 8 am, lo peor era que para llegar puntual, tenía que salir de mi casa a las 6:30am, no solo eso, si no que viajaba toda aplastada y magullada para poder llegar a tiempo, pero era tal mi entusiasmo por aprender y ver nuevos casos, que el llegar temprano adolorida, los valía.

Un sábado, me levanté  para dirigirme a mis prácticas, pero me levanté con una energía diferente, intuía que este día iba ser especial y diferente, pero hasta ese momento,  no me había imaginado que me dejaría una huella invaluable y una de las más grandes lecciones tanto a nivel  profesional, de lucha, de amor y de vida.

Antes de llegar  al consultorio de mi profesor ,  observé que se abría el ascensor , que se encontraba al costado del consultorio de Neuropsicología en donde mi profesor atendía, lo vi salir del ascensor , lucía entre triste y preocupado, comentó que había venido de  ver a Solange  y que si quería alguien de nosotras acompañarlo a ver a esta paciente, de primera instancia no me ofrecí, ya que por jerarquía, se le daba prioridad a  las que estaban haciendo su internado, antes que a las practicantes, que obviamente era una de ellas, pero me percaté que nadie se ofrecía, así que le dije a mi profesor, que yo lo acompañaría y una de las internas dijo en voz alta, que valiente que eres y se imaginarán que lo primero que pregunté es ¿Por qué?

Mi profesor comentó que la primera vez que conoció a Solange, ella tenía 11años y había presentado un cuadro psicótico (alucinaciones)  y la llevaron a psiquiatría, hasta que terminaran de hacerle todos sus exámenes y le detectaron lupus.

Los pacientes que presentan lupus, su sistema inmunológico se afecta y ataca a las células y tejidos sanos. Esto puede causar daño a varias partes del cuerpo como:  El cerebro, las articulaciones, la piel, los riñones, el corazón,  los pulmones y los vasos sanguíneos.

No se saben las causas de esta enfermedad, en su mayoría,  hay más mujeres con lupus que hombres.

El profesor me preguntó si no me iba asustar, ya que Solange tenía amputada las dos piernas y dentro de 4 días le iban amputar los dos brazos, ya que se le veía los huesos de las manos, la verdad que escuchar eso, no me había impresionado, ya que en mi familia ya estaba curtida de enfermedades crónicas y nada me asqueaba o me hacía temer, todo lo contrario, tenía ganas de ayudar y aportar  con mi trabajo, con mis oídos, con las ganas de sentirme útil,  para ese entonces, ya Solange tenía 15años de edad.

Mi profesor me dijo que Solange tenía poco tiempo de vida y que ella era consciente de eso, que ya se lo habían dicho los médicos que la trataban, antes de llegar a su habitación, me indicó  que me iba a dejar a solas con ella y que me haga su amiga y le conversé de lo que quiera, más que todo que le haga compañía. Eso sí me inquietó, qué le dices a una adolescente que sabes que tiene poco tiempo de vida y que probablemente esté deprimida, le pedí a Dios que me iluminara, así que entré conjuntamente con mi profesor, él nos presentó, justo en ese momento le iban a cambiar las vendas de las amputaciones de las piernas y  comenzarla  a curar, para eso había un interno de medicina general y Solange le explicaba al interno como era que la tenían que curar y como se tenía que poner el ganchillo de las vendas, ella se bromeaba con todo el mundo, era pura risa, minutos después, nos quedamos solas las dos, Solange me preguntó: Por qué te pintas el cabello? Con tu cabello al natural te verías más simpática,  me dijo.

Y nunca olvidaré lo que me dijo después : Todo tiene una razón de ser, si yo me encuentro así como estoy y con la enfermedad que tengo, es porque esa es mi misión en la vida, porque a través de mi enfermedad soy un mensaje de lucha, de fe, de esperanza y eso me mantiene alegre y optimista, lo único que me preocupa son mis padres, no quisiera que se queden tristes, pero sé que mi hermano mayor les dará muchas satisfacciones, ya que se encuentra en el quinto superior de su facultad, no solo era lo que decía, sino como lo decía, me hizo sentir una paz interna, esa adolescente no era humana, literalmente conocí a un ángel, todavía recuerdo toda esa combinación de emociones y sensaciones que sentí, para ser honesta, en su delante, no lloré, ya que tenía y sigo teniendo la idea de que uno tiene que mostrar fortaleza y que se sientan seguros con uno, a pesar que por dentro quería quebrarme, mi aliento lo sentía entre cortado, , sentía una  paz y a la vez me sentí tan  inútil  y cabeza hueca .  Según yo iba a motivarla, a transmitirle alegría y fue todo lo contrario, la gran lección la recibí yo, hasta en un momento me puse a pensar, si no me había equivocado en mi elección de carrera, ya que me sentí tan pequeña a su lado, minutos después como si me hubiera salvado la campana, vino su doctor principal a revisarla, así que me despedí y me tuve que retirar

Me pongo a meditar, ¿cuántos podemos decir  que sabemos cuáles nuestra misión en la vida?

Hay gente que vive toda una vida para tratar de averiguarlo y no lo descubre, y Solange lo sabía a los 15 años de edad, tanta sabiduría, responsabilidad y garra, se puede tener a los 15 años.

Logró cambiar mi vida , sería algo mágico y perdurable en mi alma, he tenido pacientes con depresión, con intentos de suicidio, con trastornos  de personalidad  y siempre les cuento mi vivencia con Solange, una adolescente de 15 años que le amputaron las  piernas, que iba a perder sus brazos, que sabía que tenía poco tiempo de vida, pero que también sabía que era una ganadora, tenía un gran espíritu de lucha, que quería vivir, amaba la vida y muchos de nosotros que tenemos todas nuestras facultades, nos quejamos de todo y nos limitamos a ver nuestras carencias.

A través de mi persona, muchos saben y sabrán de su vida, Solange trascendió.  Con su ejemplo a cambiado la vida de muchos, entre ellas la mía, siempre cuento con mucho orgullo, que conocí  a una chica con agallas, que vivió intensamente y sabía cuál era su misión en el mundo. Este es un homenaje, para todas las personas que estén luchando por vivir y encontrar  cuál es su misión en esta vida.

Cristina Caballero Arroyo

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